- Todo niño y toda niña sin distinción de raza, idioma o religión, tiene derecho a escuchar los más hermosos cuentos de la tradición oral de los pueblos, especialmente aquellos que estimulen su imaginación y su capacidad crítica.
- Todo niño y toda niña tiene derecho a exigir que sus padres o madres les cuenten cuentos a cualquier hora del día. Aquellos padres o madres que sean sorprendidos negándose a contar un cuento a un niño o una niña, no sólo incurren en un grave delito de omisión culposa, sino que se están auto condenando a que sus hijos o hijas jamás les vuelvan a pedir otro cuento.
- Todo niño y toda niña que por una u otra razón no tenga a nadie que le cuente cuentos, tiene absoluto derecho a pedir a la persona adulta de su preferencia que se los cuente, siempre y cuando ésta demuestre que lo hace con amor y ternura, que es como se cuentan los cuentos.
- Toda niña y todo niño tiene derecho a escuchar cuentos sentados en las rodillas de sus abuelos o abuelas. Aquellos que tengan vivos a sus dos abuelos y a sus dos abuelas podrán cederlos a otros niños que por diversas razones no tengan abuelos o abuelas que se los cuenten. Del mismo modo, aquellos abuelos y abuelas que carezcan de nietos o nietas están en perfecta libertad de acudir a escuelas, parques y otros lugares de concentración infantil, donde con entera libertad podrán contar cuantos cuentos quieran.
- Todo niño y toda niña están en el derecho de saber quienes son los hermanos Grim y Andersen, entre otros y otras. Las personas adultas están en la obligación de poner al alcance de los niños y las niñas todos los libros, cuentos y poesías de estos y estas autores y autoras inmortales.
- Todo niño y toda niña goza, a plenitud, del derecho de conocer las fábulas, los mitos y leyendas de tradición oral de su país.
- El niño y la niña también tienen derecho a inventar y contar sus propios cuentos, así como a modificar los ya existentes, creando su propia diversión.
- El niño y la niña tienen derecho a exigir cuentos nuevos. Las personas adultas están en la obligación de nutrirse permanentemente de nuevos e imaginativos relatos, propios o no, con o sin reyes, largos o cortos. lo único obligatorio es que éstos sean realmente hermosos.
- El niño y la niña siempre tienen derecho a pedir otro cuento y a pedir que le cuenten un millón de veces el mismo cuento.
- Todo niño y toda niña, por último, tiene derecho a crecer acompañado de las aventuras del tío tigre y tío conejo, de aquel caballo que era bonito, y del inmortal “había una vez”… palabra mágica que abre las puertas de la imaginación en la ruta hacia los sueños más hermosos de la niñez.
Asociación Colombiana del Libro Infantil
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